domingo, 10 de julio de 2011

La boda de mi amigo Kim

Pues ha cambiado tanto el ambiente y estilo del viaje que he tardado mucho en actualizar el blog. Normal. Desde el Sábado que ví a mis amigos del colegio en la catedral hasta hoy, se acabó el autostop, e incluso gran parte de la interacción con locales. Encima me da que los lituanos no son la gente que mas disfruta de los turistas...

Pero bueno, la boda. El mérito que tiene para Kim y Ieva haber montado un bodorrio a la española en Lituania es notable. Para empezar las bodas en Lituania implican habitualmente una cena de 50 o 60 invitados, dos brindis, y todos a casa. Al parecer los del hotel no terminaban de entender eso del baile, y mucho menos lo de la barra libre, por no hablar del importante daño colateral que infligia en la etiqueta de los invitados.

Pero lo increible es que Kim y Ieva lo consiguieron. Fue una boda en toda regla, con las habituales caras de resaca a la mañana siguiente y con todas las anecdotas que acompañanan a estos eventos. Volvimos a Vilnius despues de la boda y nos arrastramos durante las siguientes 24 horas. Hoy, Lunes, ya se han ido algunos de vuelta a Madrid, y el miercoles volveré a estar solo.

He dicho que los lituanos son poco sociables con los extranjeros. No se puede generalizar. Hay gente encantadora. Pero parece ser que mucho turismo sexual dejo una imagen pésima del turista occidental, y eso provoca cierta tensión entre locales y turistas. Afortunadamente los hombres si que son relativamente simpáticos, y vivimos la coronación de campeones del mundo de baloncesto sub 19 de Lituania con un emocionado público patriota en una taberna local.

Ahora estoy en Trakai, un bonito pueblo entrelagos, con su castillo Disney en la isla central. Esta noche primera acampada.

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