jueves, 14 de julio de 2011

Sudie Lietuva...

Y eso significa adiós Lituania.

Estoy en Krasnogruda, Polonia. Y ahora mismo estoy en la casa-museo de un poeta polaco llamado Cheslav Milos (aproximadamente), gracias al obsequio de mis anfitriones couchsurfers que hoy trabajan aquí. Estoy a pocos kilómetros de Lituania, así que este es un buen momento para hablar en este curioso pais.

Lo primero, es que los tres paises bálticos son bastante distintos entre sí. El idioma, la influencia, la situación actual... por lo menos eso dicen los lituanos. De sus 1000 años de historia (pon o quita 200) han pasado unos 700 conquistados o anexados, pero ni eso ni la feroz técnica de deportaciones de Stalin han podido con un potente sentimiento patriótico que se traduce en banderas en las casas, pulseras en los brazos y pegatinas en los coches.

Tal vez sea que la opresión de la patria implique la exaltación de la misma en las escuelas de ahora, y tal vez sea por ello que reina cierto odio a todo lo ruso. Pasado y presente. Uno de mis conductores en autostop me contaba que Putin y sus secueces son todos de la KGB, y que la KGB sigue teniendo unos 3000 agentes en Lituania tejiendo una tenebrosa red.

Teoría conspirativa o no, el caso es que la sombra de la inmensa rusia se hace notar. Un alto porcenaje de población de origen rusa, más todo un comercio altamente dependiente de rusia... creo que las relaciones tienen que ser buenas. Y entrando en Polonia, que estuvo entre el telón de acero y la unión soviética, todos dicen que la influencia es distinta. Ya veremos.

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